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Patricio Lerma
Informativo Victoria (Ciudad Victoria, Tamaulipas).- Cada 28 de octubre, miles de fieles se congregan para celebrar a San Judas Tadeo, el santo de las causas difíciles. Entre ellos, destaca Marco Mendoza, un devoto inquebrantable que este año acudió acompañado de sus tres hijos, todos vestidos en honor al santo. Para Marco, la tradición de vestir a sus pequeños no es solo una promesa cumplida, sino una expresión de gratitud y fe profunda.
“La fe mueve montañas”, expresa con convicción. Recuerda aquellos días en los que sus hijos, Ricardo y María Guadalupe, apenas niños, enfermaban con frecuencia, tanto en temporadas de calor como en el frío del invierno. “Prometimos vestirnos así para que ya no se enfermaran, y porque teníamos mucha fe en San Juditas”, comenta, mientras señala a sus hijos, ahora saludables, como testigos de los milagros que atribuye a la intercesión del santo.
Este año es especial para Marco: mientras Ricardo cumple su segundo año vestido de San Judas Tadeo, María Guadalupe lo hace por primera vez, al igual que su hermana menor, Carlita. Con una sonrisa serena, Mendoza afirma: “Desde que cumplimos la manda, los niños han dejado de enfermarse. Hemos tenido mucha respuesta”.
En su sencillo acto de devoción, Marco Mendoza y su familia encuentran esperanza y fortaleza. Para ellos, San Judas Tadeo no es solo un santo, sino un compañero en las pruebas de la vida y un testigo de la fe que, como dice Marco, “es capaz de mover montañas”.
