jueves 9 de enero de 2025

Dan el último adiós a Lidia Gabriela, quien murió en la CDMX, sus familiares en la zona sur de Tamaulipas claman justicia.

Dan el último adiós a Lidia Gabriela, quien murió en la CDMX, sus familiares en la zona sur de Tamaulipas claman justicia.

Informativo Victoria.- Tenía apenas 23 años, una joven alegre, risueña, que estaba por terminar su carrera, murió tras lanzarse de un taxi en movimiento, pidió ayuda al percatarse de que el conductor de la unidad no la quería bajar.

La historia trágica 

El temor de ver como el chofer de taxi al que subió, lejos de frenar en donde Lidia Gabriela de 23 años de edad se lo pedía, en su desesperación, prefirió abrir la puerta y lanzarse del vehículo en movimiento que ser una víctima de secuestro, se logró zafar de su captor; pero en su maniobra falló al golpear su cabeza en el pavimento de la calzada Ermita Iztapalapa en donde murió.

 

El cuerpo de la joven originaria de Tampico, Tamaulipas quedó tendido en el asfalto a eso de la cinco y media de la tarde del 1 de noviembre hasta donde llegaron elementos de la Fiscalía de Investigación Territorial quienes iniciaron una pesquisa bajo el protocolo de feminicidio, porque los testigos dijeron que el taxista le impedía a Lidia Gabriela bajar, mientras que ella con medio cuerpo a fuera de la ventana, pedía auxilio.

 

Según el relato de Diego Maldonado, hermano de Lidia Gabriela, ella tomo el taxi Versa rosa con placas de circulación A-2803C (registrado a nombre de Fernando Velázquez) en la colonia Las Peñas, en Iztapalapa a eso de las 17:00 horas, sin embargo, 20 minutos después pidió que la dejara en la estación del Metro Constitución de 1917 donde se iba a encontrar con su novio, pero el conductor se negó y piso a fondo el acelerador tomando el carril central, así que ella sacó la mitad de su cuerpo para clamar ayuda:

 

“Pasó por el Oxxo y pidió auxilio a la gente… muchas personas la escucharon pidiendo ayuda, pero desafortunadamente nadie pudo hacer nada”, comentó su hermano a través de la red social de Facebook.

 

La joven al ver que el chofer seguía con rumbo desconocido decidió lazarse del vehículo en pleno movimiento, su cabeza se estrelló contra el pavimento muriendo al instante, en tanto el chofer seguía su ruta hasta perderse entre las calles.

 

Minutos después, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) recibieron el reporte que a pocos metros del metro Constitución de 1917 se necesitaba una ambulancia para realizar una valoración porque había una persona atropellada, pero cuando el servicio médico llegó, los paramédicos determinaron que la joven ya no tenía vida.

 

Los clamores de justicia se avivaron por las redes sociales cuando las autoridades de la Ciudad de México dieron a conocer que ya tenía ubicada la identidad del taxista quien posiblemente puede ser Fernando Velázquez Garnica, dueño del taxi y quien cuenta con una licencia tipo B la cual tiene vigencia en 2025. Además de que la unidad de color rosa a su cargo está vinculada a la aplicación Mi Taxi.

 

Mientras las investigaciones se desarrolla con rapidez debido a la presión social, el cuerpo de Lidia Gabriela llegó en un cortejo fúnebre a Tampico, Tamaulipas. Cuando el reloj señalaba las 12:00 horas del viernes 4 de noviembre, la carroza partió por la avenida Las Torres, en donde tomó la calle Jardines de Champayán hasta llegar a la parroquia María Reina en donde la esperaba el sacerdote Baltazar para llevar a cabo la misa de cuerpo presente.

 

Después de la homilía en donde el cura habló de la vida eterna que promete Jesucristo, la carroza junto a una gran caravana de amigos y familiares que le daban el último adiós, salieron rumbo a la colonia Unidad Modelo, para dar una última vuelta en la Laguna de Los Patos en donde la joven pasó las tardes de su vida.

 

De ahí partieron al cementerio, San Gerardo, donde un grupo de mariachis los esperaba. Allí los músicos entonaron A Mi Manera, mientras la madre de Lidia Gabriela que abrazada a una fotografía lloraban al ver el féretro bajar a la sepultura, en tanto amigos y familiares lanzaban globos blancos al cielo como una despedida.